¿Has sentido la energía cuando te juntas con gente tóxica? ¿Te absorben mucha energía vital?¿Cómo te quedas después? ¿Echo polvo quizás? ¿Con la mente dispersa? ¿Lleno, llena de negativismo?
Y por el contrario.
¿Qué sientes cuando te juntas con gente transparente, honesta, con buena energía? ¿Qué sucede entonces? Hay conexión y de repente, tu estado de ánimo es más alegre. Hay energía vital y tus pensamientos se tornan más positivos. Y los negativos pasan a un segundo plano.
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En términos yóguicos
En el yoga, se dice que uno de los 5 elementos más importantes es el pensamiento positivo. Nuestra mente solo puede tener un pensamiento a la vez. Aunque nos de la impresión de que hay miles de pensamientos en nuestra mente, que los hay, realmente cada uno tiene su momento de gloria. Aunque no por mucho tiempo. De repente viene otro, y también encuentra su momento de gloria. Y así una y otra vez.
Si tenemos claro que nuestra mente solo puede albergar un pensamiento a la vez, estaremos de acuerdo en que si el pensamiento que ponemos en nuestra mente es positivo, ya no habrá espacio para otros negativos. Y si hacemos esto una y otra vez, se terminará convirtiendo en un hábito altamente saludable.
Los que me leéis, sabéis que soy de ir conectando ideas, unas con otras. No las fuerzo, las dejo fluir. Y os las presento en bandeja para que os la podáis servir. Si os apetece, claro.
Si nuestro entorno transmite energía negativa, pesimismo, egoísmo, avaricia, ira, etc. Terminaremos absorbiendo energía negativa, pesimismo, egoísmo, avaricia, ira, etc. Entonces nuestros egos nos identificarán con nuestro pensamiento y“voili”. Tendremos una vida un poquito oscura, cuanto menos.
Aquí surge otra cuestión.
¿Y si soy yo el que estoy metiendo toda esta “mierda” a los demás? ¿Y si soy yo el difusor de malas vibraciones? Una situación muy frecuente. Y que en cierto modo debe repetirse una y otra vez, si analizamos la sociedad. Siempre hay alguien que por herencia absorbe esa mala vibración y la va transmiendo sin querer. Y el que la recibe, la acaba haciendo suya y la transmite por ahí. Y así sucesivamente.
Vaya con las malas“vibras”.
En este caso, estaría muy bien hacer un pequeño autoanálisis. Averiguar cuál o cuáles pueden ser los focos de esto. Si te encuentras en esta situación de conciencia, enhorabuena. Ya te has dado cuenta de que hay un problema y a partir de ahí lo podrás solucionar. Estoy realmente orgulloso de tí.
Ahora bien, para cambiar esta dinámica mucho esfuerzo será requerido.
Esfuerzo y paciencia.
Mejor dicho: Esfuerzo, paciencia y renuncia.
Venga una más: Esfuerzo, paciencia, renuncia y constancia.
Así mejor. Podría añadir algunas más, pero de momento está bien.
Esfuerzo y constancia
Esfuerzo y constancia van de la mano. Tendrás que dejar de alimentar al monstruo hambriento. Y para ello necesitarás encontrar un camino alternativo. Hay muchos, no te preocupes. Pero sea cual sea el que elijas, necesitarás disciplina. Necesitarás hacer, aunque no te apetezca hacer. Aunque tu monstruo de malas “vibras” te pida comer un buen plato de negativismo, crítica, juzgamiento a los demás, queja, odio, etc.
Si eliges el camino del Yoga, necesitarás realizar un gran esfuerzo y ser constante en la lectura, formación y en la práctica. Sobre todo en la práctica. Estoy convencido de que si conoces este camino, poco a poco el apetito del monstruo se irá desvaneciendo. Y cosas muy buenas llegarán. Hay más caminos. Yo no los he practicado. Pero está el Budismo Zen, el Estoicismo, y otros más. Sea cual sea, recuerda que no te bastará con leer un par de libros. Tendrás que definir una ruta de práctica diaria y tendrás que ejecutarla a través del esfuerzo y la constancia. Solo así habrá resultados.
Paciencia
Ahora sí que es el momento perfecto para presentaros a la paciencia. Sin paciencia no hay capacidad de aguantar las derrotas que irán surgiendo a lo largo del camino. El monstruo ganará muchas batallas. Tenlo presente. Pero a través de la paciencia, serás capaz de soportar esas derrotas. Sabrás que es normal. Que el sistema lleva ganándote la partida desde antes incluso de nacer. Obviamente nos seguirá ganando. Pero la paciencia te hará ver luz incluso cuando no la veas. Y cambiarás poco a poco la tendencia de victorias.
Aguanta amigo, el camino no es fácil. Sé que te vas a cargar al monstruo. Tiempo al tiempo.
Renuncia
Renuncia. Esto va a doler. ¿Estás preparado, preparada?
Para cambiar la tendencia de derrotas/victorias tendrás que renunciar a varias cosas. Tendrás que dejar de sucumbir al deseo. Tendrás que dejar de enfocar tu vida a satisfacer los deseos constantemente. Date caprichos, claro que sí. Pero cuidado. Terminarás siendo preso o presa de ellos. Y no siempre se van a satisfacer tus deseos. Entonces sentirás algo así como “el mono”. Y buscarás placer por todos lados. Y todas las acciones irán dirigidas en la búsqueda del placer que se obtiene de satisfacer un deseo.
¿A qué no sabes qué? El monstruo dichoso se alimenta de placer. Sí. Esto duele, lo sé.
Y te preguntarás. ¿Para poder vivir en paz, positivo, positiva, tendré que renunciar al placer? Con lo que me gusta una buena comida, una “buena noche” con mi pareja, un buen vino, conducir un buen coche, etc.
Equilibrio
Y aquí aparece otra palabra que tiene una gran importancia también.
Equilibrio.
Estás respirando de nuevo, ¿verdad?.
Bien. Eso está bien.
Si dirigimos toda nuestra vida a conseguir placer, es decir, a alimentar al monstruo, él nos ganará la partida. Bueno, realmente siempre nos la ha ganado. Incluso antes de nacer ya nos la estaba ganando.
Y entonces, si no logras tener un buen coche, o comer en buenos restaurantes, o beber un buen vino, o comprar buena ropa, o tener más seguidores en Instagram, o molar más al mundo, etc, etc, etc…¿qué sucede? Esta respuesta te la dejo a tí. Venga envíamela por email. Te la repito, pero diferente. ¿Qué sucede cuando no logramos satisfacer los deseos de la vida?
Ejemplo cotidiano de placer
Aquí te he puesto algunos ejemplos de deseos más “alcanzables” para el público en general. Ahora te los planteo de otra forma. Cuando tienes un trabajo estable, un cochecito “decente” y una casita “apañada”, ¿qué sucede en tú cabeza?
Puede ser que te gustaría ganar más, porque tu colega se ha podido comprar un coche mejor, y encima el tío vive en un adosado con piscina. Joder. Y tiene 3 hijos y encima los lleva al colegio privado. Por navidades se va toda la familia de viaje a DisneyLand Paris…
“Soy un don nadie. En las reuniones de amigos me siento por los suelos. ¿De qué voy a fardar yo?”
El monstruo está ahí trabajando dando el máximo de sí. Y te impulsa a mover ficha. Y tú vas y te esfuerzas más, quieres impresionar a tu jefe. Quieres hacerle ver que vales y que te mereces estar arriba. Y te obsesionas con ello. Si ahí no te dan el dinero que necesitas te pones a buscar otros trabajos como loco. Ya no estás motivado con este.
“Trabajar tanto, para no llegar al nivel de mi amigo…ni en broma”.
Y te metes en un master de una business school de gran prestigio en la que te han dicho que harás un networking brutal. Y empiezas a no tener vida.
“Es solo durante un tiempo, luego seré feliz. Estoy seguro de que lo seré. Y ya nadie me hará sentir que soy un don nadie.”
¿Qué crées que pasa cuando nuestro querido amigo consigue un mejor puesto en una super empresa? Esta respuesta también te la dejo para tí. Envíamela también junto con la otra. Va, haz un esfuerzo.
El control del deseo
¿Entiendes ahora la importancia de controlar los deseos?
Ya no tienes tanto miedo, ¿verdad?.
Lo más importante. Te quitas la condena adquirida por herencia. De que más es mejor. De que menos es peor. Y para nada. El más o el menos, no se puede medir con cosas materiales.
Si crees que sí…está bien, cada uno a su ritmo.
Y ojo, que está bien trabajar y ganar dinero. Emprender y crear empresas con valores. Y que las empresas tengan éxito. Y que sus clientes perciban un valor real. Todo eso es maravilloso. Si se tiene es genial, pero si no se tiene, también es genial. Y nadie es mejor que otro. Ni más que otro. El que mira por encima al otro, realmente está muy por debajo. ¿Entiendes?
Yo lo que te propongo es renunciar a este patrón.
¿Y si renunciamos a algunos de esos deseos, pero con equilibrio?
Vivimos en el mundo real. No en un monasterio alejado de todo tipo de tentaciones. Y tampoco queremos eso. Yo tampoco quiero eso. Pero cada vez me siento más en paz. Cada vez le doy menos importancia al qué dirán. A tener más posesiones, a molar más. Cada vez vivo más alejado de esos placeres mundanos, que no nos aportan más que una condena, o dicho más en términos de esta historia: que “solo” aportan un buen solomillo poco hecho con foié y extra de patatas fritas, acompañado de un Vega Sicilia Único… ¿A quién? A nuestro querido monstruo de las malas “vibras”.
Un antes y un después
Antes veía a las personas de otra forma. Si tenían más que yo, o eran mejores que yo en algunos aspectos, me sentía un don nadie. Y quería apretar más para llegar a ese nivel.
Ahora ya no tengo ese ansia. Encima tengo menos cosas gracias a la crisis del coronavirus. Pero me encuentro más feliz y conectado que nunca. Vaya, vaya…algo pasa aquí. El monstruo de las malas “vibras” está empezando a debilitarse. Ojo, que digo empezando. El camino es largo. Pero promete.
Y ahora veo a las demás personas con más amor. Todo está cambiando en mí.
Y volviendo al inicio de este artículo.
Mi entorno está cambiando.
¡Vaya!
La gente de la que me rodeo también lo ha hecho. Y con ellos descubro nuevas cosas. Me impregno de otra vibración.
Hay más positivismo. Hay más conexión.
Pero todo empezó por cambiarme a mí y no al revés. Pero todo cambió fuera al cambiarme a mí. Bueno, en realidad no creo que cambiase lo de ahí fuera. Pero sí que cambió la forma con la que yo veía el mundo.
Y se siente bien. Se siente paz.
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Cuantos más despertemos, mejor será el planeta.
Gracias por tus reflexiones, Tono. Me encanta leerte!
A tu pregunta…¿qué sucede si no logramos lo que se supone que son los placeres de la vida?…mi respuesta es que como no son mi foco principal, la verdad que no te puedo decir..para mi es algo que se puede o no dar, sin más… y, ¿qué pasa si un amigo consigue un superpuesto? Pues que si es lo que realmente quiere, me alegro que consiga sus metas.
Tono, hace años, una situación vital, me hizo entender que la vida va de eso, de vivir y hacerlo acorde a tus valores, a lo que de verdad importa, que lo superfluo, es solo eso, atrezzo y que tenemos más poder del que creemos…ya que nuestras vibras se contagian, que sean muchas y buenas, así podremos “sacar el sol en los días grises” (que los habrá), porque los “días soleados” ya está en lo alto.
Un abrazo!
Hola Nieves,
Me apasiona leer puntos de vista como el tuyo y que entre todos elevemos el estado de la “vibra” 🙂
Gacias por compartir tus reflexiones.
Muy buenas noches Tono y que gran verdad, cuando aprendes a mirar y dejas de ver eres capaz de apreciar lo maravilloso de la vida, el cambio esta en nosotros. Un abrazo enorme
¡David!
Gracias por tus incansables comentarios y apoyo.