Hoy traigo una historia que me sucedió en febrero de 2020. Me enfrenté a un bloqueo mental que puso en peligro mi vida. El miedo me hizo estar más cerca de caer por un precipicio. Al final tendrás la gran lección de vida que aprendí.
Empezamos.
Lista de contenido
¿Porqué sufro un bloqueo mental?
Estábamos surfeando en una ola poco conocida de Marruecos. Los postigos, Yael y Lander sanchez. Cuando se estaba haciendo de noche, Javi y yo decidimos salir por una playa que estaba justo al lado de la rompiente. Realmente la corriente nos llevó hasta ahí.
Javi me dijo: “Por aquí subimos el otro día, se puede volver fácil”. Total que decidimos ir por esa ruta hasta el coche.
Teníamos que escalar unas rocas y subir hasta un camino que recorría un corte de rocas de unos 10 metros de altura (a mí me parecían 20).
Javi lo hacía fácil.
Sin embargo yo iba detrás luchando por subir por esas rocas hasta alcanzar el camino. Ya me tuvo que echar una mano con la tabla y eso que solo estábamos a unos 3 metros de altura.
Mientras subíamos, me puse a analizar el camino al que nos dirigíamos y a estudiar mentalmente cuales serían las consecuencias de una caída. La verdad, tenía mala pinta. Habían unos 10 metros de caída en voladizo hasta unas rocas irregulares y cortantes.
“Cuanto menos unos huesos rotos en el mejor de los casos”.
Ahora sí, estoy bloqueado
Una vez alcanzamos el camino que recorría el borde del precipicio las pulsaciones empezaron subir. El bloqueo mental estaba por llegar. Al principio se podía andar por él con relativa facilidad, pero cada vez se estrechaba más y más, hasta el punto que el camino de tierra colindaba con el precipicio. Además, tenía pendiente hacia el cortado, era muy estrecho y la tierra te podía hacer resbalar en cualquier momento.
Cuando estaba en ese punto, entré en bloqueo mental total:“Javi, me voy para atrás, estoy bloqueado y no puedo pasar por ahí”.
Pensaba en volver hacia atrás y también era ya muy difícil. Estaba en un punto en el que solo podía seguir.
En ese momento Javi me dijo: “Tono, dame la tabla. Es fácil pasar, solamente no mires para abajo”.
Yo sentía que toda mi vida pasaba por ese instante. Si caía…fin.
Avanzo, a pesar del miedo
The journey of a thousand miles begins with one step
Lao Tzu
Para superar el bloqueo, solo tenía que dar el primer paso. En ese momento, decidí darle la tabla e intentarlo. Respiré un par de veces para calmar mi mente, que solo veía el peligro de la situación y la posible caída. Luché contra mi bloqueo mental, le di la tabla a Javi y empecé a avanzar. El hecho de que fuese prácticamente de noche ponía un punto más psicológico a la escena, que bien podría haber sido de una peli de acción.
Mientras avanzaba, me intentaba aferrar a la pared en contra a la pendiente para subsanarla. Con mis dedos agarraba con mucha fuerza las rocas, pero al intentar asegurar tanto cada paso e inclinar mi cuerpo en contra de la pendiente, lo que estaba sucediendo es que me estaba resbalando a favor de ella.
El hecho de estar tan acojonado y bloqueado mentalmente, me estaba haciendo arriesgar más si cabe en cada paso. Bajé mucho el centro de gravedad e intente compensar más si cabe la pendiente tumbando mi cuerpo hacia el otro lado, pero no conseguía más que avanzar a resbalones.
Finalmente pasé. Y a partir de ahí el camino se suavizó. El camino se desvió hacia el interior alejándose del corte de rocas. Javi me devolvió la tabla y seguimos hasta el coche.
Al llegar arriba le dije al resto: “Acabamos de pasar por un cortado de 20 metros de altura…casi palmo”. Y Javi dijo: “¿20? Ahí habrían unos 10-12”.
¿Qué saqué de este bloqueo mental?
Cuando llegué a casa, estuve reflexionando sobre el hecho que había sucedido.
Javi atravesó la parte más peligrosa del camino con facilidad. Yo tuve un bloqueo mental y estuve a punto de volver atrás para buscar otra alternativa más fácil. Al final decidí atravesarlo, pero con muchas dificultades y con mucho más riesgo de caer que Javi.
¿Cual es la diferencia entre ambos? ¿Qué lección puedo sacar de esto?… me preguntaba. Aquí viene lo más importante de todo.
Si afrontamos la vida y todas las dificultades a las que nos enfrentamos a diario, analizando las posibles consecuencias en caso de fallar, nuestra mente se llena de miedo y entramos en un estado de bloqueo mental. No nos creemos capaces de conseguirlo. Nuestra mente nos frena directamente haciéndonos retroceder y volver a esa zona de confort donde nos sentimos seguros y alejados del sufrimiento, de la muerte o del “fracaso”.
Sin embargo, si afrontamos los retos igual que Javi afrontó el camino estrecho colindante al corte de piedras, digamos que de entre 10 y 20 metros, tendremos muchas más posibilidades de atravesarlo y lograr nuestro objetivo.
Pero, ¿cómo lo afrontó Javi?
- No analizando las consecuencias en caso de fallar y caer.
- Simplemente mirando hacia adelante, con el foco puesto en el objetivo.
- No hay miedo en esta fórmula. Solo un fin.
- No hay bloqueo si no que hay acción.
Y lo más importante de todo. Cuando yo estaba en ese momento crítico bloqueado por el miedo, a pesar de que decidí avanzar, las posibilidades de fallar y terminar cayendo por el corte de piedra eran mucho mayor. Es decir, que al afrontar los retos de la vida con miedo, lo único que hacemos es aumentar la posibilidad de no cumplir los objetivos.
Sin embargo Javi, que no contemplaba ninguna consecuencia, ni siquiera se planteaba la posibilidad de fallar, paso fácilmente. Con mucha más efectividad que yo.
En esta reflexión de vida hablo sobre la importancia de controlar la mente y la vida para no temer la muerte y poder de esta forma superar los bloqueos mentales que nos surgen a lo largo del camino. Un buen complemento a este artículo.
Adaptación a la vida
“Life is a series of natural and spontaneous changes.
Lao Tzu
Frente a esta realidad de que todo está en movimiento, en constante cambio, con constantes retos y dificultades, tenemos dos opciones:
La opción del miedo y del bloqueo:
- Reto/Dificultad
- Miedo
- No Acción
- ++Reto/Dificultad
- Miedo
- No Acción
- +++++Reto/Dificultad
- Empeorando la situación hasta el infinito. Somos presa del miedo.
Si no actuamos, nada cambiará. Y el miedo continuará.
La opción con miedo pero actuando:
- Reto/Dificultad
- Acción
- Reto/Dificultad
- Acción
- Infinito
Es decir, que frente cada reto o situación adversa, debemos actuar. Y llegará otro nuevo reto o dificultad, y volveremos a actuar y volveremos a enfrentarnos al miedo.
Y en la acción encontraremos el equilibrio.
No se vence el miedo, se acepta y se actúa. Se toma las riendas de la vida.
Ello nos llevará a afrontar la vida con más proactividad. A superar más obstáculos, de manera más eficiente y plena.
¿Cuales crees que son los métodos para enfrentar al miedo?
En el surf solemos decir que cuando entras al agua, lo mejor que podemos hacer es intentar coger una ola lo antes posible. Si nos caemos mejor. Porque habremos vencido esa barrera psicológica que nos frena. Es decir, aunque te dé miedo, decide lanzarte a por ello al igual que yo hice con el camino estrecho al borde del precipicio. Porque la primera vez te bloquearás, la segunda seguro que algo menos y finalmente lograremos vencer la batalla al miedo.
No dejes que los bloqueos mentales y el miedo te frenen en la vida. No dejes de enfrentarte a ellos y no dejes de hacer aquello que realmente quieras hacer.
Porque siempre será mejor saltar al vacío, que vivir una vida llena de miedo.
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Cuantos más despertemos, mejor será el planeta.
Muy buenos días Tono y gran lección de vida.
Qué bien me ha venido leer esto! Me he encontrado en esa situación en el agua muchas veces. Llegar al pico y darme cuenta de que las olas son más grandes de lo que parecían…. Sentir el vértigo de pasar por encima de la ola y pensar… Si me caigo de aquí, me mato!
Una vez incluso me puse a hiperventilar y me plantee salir nadando en lugar de surfeando.
Pero al final, como tu dices, lo mejor es coger una ola cuanto antes, actuar y si hay caída, mejor, para romper con todo, dejar salir el miedo y poder disfrutar 🙌🙌
El mar puede dar mucho miedo. Es normal. ¿A quién no le ha pasado?
Poco a poco vamos aceptando ese miedo y trabajando para llevarlo a otro nivel en el que no nos controle.