Como es tradición en mi casa, cada año esceribimosla carta a los “Reyes Magos”. El ejercicio en sí es muy importante ya que se hace un balance de lo que fue el año anterior. De eso trata. Para los reyes, para la familia, y para mí. Sobretodo para mí.
He añadido algunas cosas a la original, he quitado también algunas otras. Lo importante es que os pueda servir de algo esta reflexión. Ahí vamos.
Queridos Reyes Magos,
Ya de nuevo delante del papel, listos para disparar palabras con el único pretexto de transmitir en medida de lo posible lo que ha supuesto este año 2020 para mí.
Este año no ha sido un año “normal”, como todos sabéis. Ha sido un año que ha traído y sigue trayendo muertes, miedo y crisis económica. Nadie daba crédito a lo que estaba sucediendo, y sin embargo la pandemia nos iba ganando terreno antes de que nos diese tiempo a actuar.
Aún recuerdo a mitad de marzo, cuando estábamos trabajando en Blue Waves. Buen ritmo de clientes, buenas previsiones para abril. Todo parecía normal. Teníamos el equipo formado, las cosas iban mejorando. De repente llegó la crisis. Los gobiernos hicieron oficial el posible cierre de fronteras y con ello, en un abrir y cerrar de ojos todos los clientes abandonaron Marruecos. Ahí estábamos. Todos nos mirábamos y no dábamos crédito a lo que veíamos. Recuerdo que Samir y yo hablábamos de que con un poco de suerte no perderíamos el mes de abril. Qué ingenuos. De repente todo el staff internacional empezaba a coger los vuelos de repatriación. La cuarentena llegó a los pocos días. Andrea andaba por India en ese momento formándose como profesora de Yoga. Yo en Marruecos. Parecía que se acercaba un periodo de relativa soledad y en la soledad nació la gran oportunidad.
Durante el confinamiento me dediqué a leer, meditar más a fondo, hacer yoga, conectar con la energía de la playa, la arena la brisa del mar cargada de salitre.
En ese momento muchas cosas pasaron a un segundo plano. Quizás mi situación era privilegiada. Contaba con algunos ahorros que en aquel momento me daban tranquilidad.
Como he dicho, muchas cosas pasaron a un segundo plano. El miedo entre ellos. Empecé a entender de la importancia de trabajar esa dimensión del ser, para que lo de fuera sea considerado como lo que es, algo material que está en constante cambio. La naturaleza está en constante cambio, y nuestra mente también. Nuestros pensamientos van y vienen, nuestras posesiones también. Todo es impermanente. Todo menos el alma. Y es en el alma donde tenemos que centrarnos.
No hay que perder la naturalidad. No hay que fingir ser Zen, Yogui o Budista. Para nada. Simplemente ser como eres, pero cuidando los detalles de tu alma. Reflexionando y estando despiertos. Evitando lo que no aporta valor al mundo en medida de lo posible. Los chismorreos, las inseguridades, las malas palabras, el caer en las redes del sistema constantemente y las faltas de comprensión sustanciales. Trabajar esta dimensión es importante. Hago hincapié porque aunque era algo en lo que trabajaba anteriormente, lo hacía por fé. Fé a algo que no sabía ni lo que era, pero que cada vez comprendo más.
A pesar de que la situación llevó a nuestra empresa a un parón sustancial, me centré en avanzar por otras ramas, ampliando mi carta de posibilidades en la vida. A partir de ahí me seguí formando en redacción y copywriting, abrí un blog personal, me lancé con un Videocurso online de emprendimiento para SurfCamps y me centré en la lectura variada. Poco a poco crecí y crecí todavía más. Simplemente actuaba, sin más pretensión que aportar valor. No pensaba en dinero, no pensaba mucho directamente. Me dejaba llevar por la intuición. Sencillo.
Durante este año he vivido en 3 sitios diferentes. Marruecos, El Palmar en Cádiz y en Valencia. Dejamos la casa donde hemos vivido durante los últimos años. Dejamos atrás la estabilidad.
Los meses que pasamos en El Palmar fueron muy constructivos. Qué importante es estar en constante contacto con la naturaleza para que la mente viva en paz. Aprendimos de todas las personas que fuimos encontrando por el camino y ampliamos miras. Descubrimos esa pequeña joya que se encuentra en el sur y en la cual no descartamos vivir en un futuro. Salir cada mañana descalzo de casa, andar entre barro, plantas silvestres, vacas y todos los animales de la zona era simplemente perfecto. Tenía una sensación de que todo estaba ahí y nada más necesitaba. No podría plantear una vida sin contacto con la naturaleza. Cuanto más, mejor. Sin límites.
Con todo esto no quiero decir que haya sido un camino de rosas. Para nada. Ha supuesto es un gran reto que nos ha llevado a explorar diferentes tipos de sufrimiento que a su vez nos han hecho crecer en todos los ámbitos. De todo aprende uno, pero más de esas situaciones que nos llevan a horizontes inexplorados.
Según Victor Frankl, las circunstancias excepcionalmente adversas otorgan a las personas la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo/a. No puedo estar más de acuerdo. Eso sí, generalmente no vemos ese sufrimiento como algo positivo. Cuesta dotar de sentido al sufrimiento, pero es posible si trabajamos en ello.
La empresa en crisis, la estabilidad en crisis, la incertidumbre en aumento, pero sin embargo cada vez entiendo mejor de qué trata esto y logro vivir más en paz. Parece contradictorio, pero no lo es. Es real. Quizás se deba al desapego a lo material. Algo que intento trabajar en mi día a día. Aprender a vivir con menos es clave. Que luego hay más, bien, que hay menos también bien. Crear necesidades que son irreales solo trae problemas, presiones y ansiedades. Sin embargo respetar el ritmo de las cosas, fluir a ese compas, ayuda a lo contrario.
Fijaros. Otro revés que vino en nuestra vida fue el aborto que tuvo Andrea. Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?. Andrea pudo ir a la India para formarse como profesora de Yoga y ampliar así su oferta profesional por un lado y su lado espiritual por otro. ¿Duele? Seguro. ¿Causa trauma? Seguramente. Las cosas suceden al ritmo que suceden y no queda otra que ir adaptándose a ellas.
Darwin decía que las especies que sobrevive no son las más fuertes, si no las que más rápido se adaptan. Adaptación ha sido uno de los lemas de mi vida. ¿Sobrevivir? El alma sí, el cuerpo llegará un momento que no.
Otra de las cosas positivas de este año y de mesta crisis la vuelta a Valencia y a casa. Siempre es un placer volver y pasar tiempo con la familia. Es algo también muy importante para los que hemos mamado esa cultura desde pequeños. La unión hace la fuerza. La aceptación de los unos y otros es muy importante. Valoro mucho todo el esfuerzo que mis padres han hecho a lo largo de la vida. Siempre con la mejor intención. Siempre desde el corazón.
Lo que he aprendido con creces es la importancia de respetar el camino de cada uno. Lo cierto es que nadie es responsable de la vida de los demás. De su sufrimiento, de sus alegrías. Todo lo que debemos hacer es acompañar y no intentar cambiar a los demás. Es una de las grandes lecciones que aprendido este año.
Este año 2021 será un año también diferente. Todo lo que puedo hacer desde aquí es enviaros fuerzas y energía para que seáis capaces de dotar de sentido a aquello que os suceda en la vida. Tanto si duele, como si no. Está en vuestra mano decidir.
Vuestra libertad es infinita si entendéis que la elección única con respecto a la forma de afrontar la vida es VUESTRA.
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Cuantos más despertemos, mejor será el planeta.